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Ética ecológica para un mundo amenazado (página 2)



Partes: 1, 2, 3

Tradiciones éticas

Éticas normativas

Éticas aplicadas

Éticas no normativas.

CARACTERÍSTICAS

Son nociones y formulaciones éticas circunscritas a ciertas culturas, épocas y lugares.

CARACTERÍSTICAS

Son teorías éticas que intentan responder las preguntas: ¿Cómo debo vivir? ¿Qué debo hacer?.

CARACTERÍSTICAS

Son aplicaciones de las éticas normativas a cuestiones o ámbitos concretos de interés practico

CARACTERÍSTICAS

Conocidas como "metaética" o teorías que examinan la naturaleza de la ética en conjunto, considerando qué es exactamente y fundamentándola

  • Ética india

  • Ética budista

  • Ética china clásica

  • Ética Judía

  • Ética cristiana

  • Ética de la antigua Grecia

  • Ética medieval y renacentista

  • Ética moderna y contemporánea.

  • Derecho natural

  • Ética Kantiana

  • Tradición del contrato social.

  • El egoísmo

  • La deontología contemporánea.

  • Ética de los deberes.

  • El concecuencialismo

  • La utilidad y el bien

  • La teoría de la virtud.

  • Los derechos.

  • El realismo

  • El intuicionismo.

  • El naturalismo.

  • El subjetivismo.

  • El relativismo.

  • El prescriptivismo universal.

  • La moralidad y el desarrollo psicológico.

  • El método y la teoría moral.

  • Desde otro punto de vista, el de la bioética, se entiende la ética como el estudio de la bondad o la malicia de la conducta humana frente a los campos donde interactúa el se humano: lo social, lo político, la salud, los negocios, las comunicaciones y el medio ambiente ecológico4.

    Todo lo anterior merece una alta consideración de estudio y profundización que no es pertinencia de este capítulo, pero que si merece la pena ser tomado en serio dado su alto contenido y significación cuando se trata de entender la vida humana en todas sus relaciones y expresiones. Para nuestro estudio, es preciso mantenernos en el hilo conductor de la ecología, entendida en su mas alta significación y comprensión y que obedece a los grandes retos que hoy plantea la vida, buscando respuestas y soluciones desde el simple comportamiento humano racional, hasta las más sofisticadas ciencias empírico-analíticas de la modernidad.

    Definición de Ecología. Según definición del diccionario de filosofía, el término ecología proviene del griego oikos, que significa casa, y que en términos generales significa el estudio de las relaciones del organismo vivo con el medio ambiente. El término lo introduce en el lenguaje de las ciencias el biólogo y naturalista Alemán Ernst Haeckel5.

    Las relaciones entre ética y medio ambiente son en la actualidad objeto de reflexión filosófico – antropológica, pues los grandes problemas que afronta la vida en todas sus manifestaciones ha llevado a la ciencia, a la técnica, a la religión y a la ética a plantearse soluciones concretas para detener el avanzado deterioro de la vida, especialmente la humana. Hoy es necesaria una mirada interna y externa a todos los ecosistemas6 que hacen parte de nuestro universo vital, para determinar causas, consecuencias y soluciones de todos los problemas que aquejan la convivencia planetaria de todos los seres vivos.

    En el transcurso de este trabajo se irá dando claridad o expresividad a estos conceptos, traduciéndolos en actitudes reales, vivibles, materializadas, donde cada persona tendrá que entrar en sintonía con la naturaleza, con su hábitat o entorno, para hacer posible un cambio de conducta frente a la vida. Es así que desde el más ignorante hasta el más docto de los seres humanos tendrá que hacerle frente a los grandes retos que nos exige la vida, de manera especial cuando constatamos a simple vista y por medios científicos, el gran deterioro de las macro y micro estructuras orgánicas de la vida, desde la simple y llana piedra hasta la más alta de las evoluciones cósmicas, como es la conciencia y el espíritu de los seres humanos.

    Todo. Absolutamente todo tendrá que ser pasado por el telescopio de la razón, de la conciencia y del entendimiento para encontrar salidas y respuestas que integren nuevamente todo el sistema ecológico del universo. Ningún sistema político, económico, social, cultural, religioso y educativo podrá sustraerse de tan magno y significativo trabajo de recuperación del espacio vital, del medio ambiente, del hábitat, de la casa que es nuestro mundo.

    Teniendo en cuenta las dos definiciones de conceptos, podremos pasar a la unificación de estas dos significaciones e integrarlas de tal forma que no pueda existir la una sin la otra, como el cuerpo al espíritu y viceversa.

    Ética ecológica

    Para la construcción de una ética ecológica o ambiental a mediano o largo plazo se requiere de una tarea especializada en la vida, que el hombre y las culturas le ha atribuido a la educación. Esta tiene la finalidad de construir nuevas normas de conducta que rijan las relaciones del hombre con el ambiente y asignar tareas que contribuyan a la solución de los problemas ecológicos que vivimos.

    Si la tarea educativa cree que no tiene ninguna responsabilidad frente a los graves problemas ecológicos que se viven a diario en el mundo, todos estaríamos en serias complicaciones para ordenar nuestra casa. Dentro de esta acción humana llamada educación, cada individuo deberá asumir la responsabilidad de participar en el mejoramiento de las condiciones del medio que nos rodea. Pero para lograr este desempeño se requiere de unas normas universales que regulen las relaciones entre el hombre y la naturaleza. Estas normas estarán inscritas dentro de una ética ecológica, muy diferenciada de las éticas clásicas que hasta el momento solo regulaban la convivencia entre individuos humanos, olvidándose de las relaciones de estos con los demás seres vivos que habitan el planeta. El hombre contemporáneo ya no podrá seguir viviendo bajo los esquemas de superioridad arrogante frente a los demás seres orgánicos e inorgánicos del mundo.

    Como tampoco podrá justificar su desarrollo económico con el detrimento de los recursos naturales, aun más, de su explotación salvaje. Si bien es cierto que el desarrollo económico, científico y técnico es necesario en la vida del hombre, también es justo que todos los daños causados a la naturaleza sean reparados para que las nuevas generaciones puedan disfrutar también de las riquezas y bondades de nuestra casa materna. Para ampliar esta justificación de la ética ecológica se presentan varios puntos de referencia desde donde se puede materializar o colocar en práctica la ética ecológica.

    El puesto del hombre en la naturaleza. El hombre y toda su estructura orgánica comparte las mismas leyes de todo ser vivo: nacer, crecer, reproducirse y morir. Su ser racional y espiritual no le hace ajeno a la naturaleza. Al contrario todo su ser es natural y biológicamente pende de la naturaleza, como la vida de los demás vivientes. De esta manera, si el hombre quiere llegar a conocer verdaderamente el ser de la naturaleza, deberá empezar por conocer la estructura del sistema de la vida. Dicho conocimiento constituye la base para la comprensión del sentido de la vida como sistema global, así como del sentido de nuestra participación en la vida como humanidad y como individuos. De esta posición y comprensión del hombre se desprende una consecuencia: la ecología humana.

    La ecología humana. Podría pensarse y estudiarse el concepto de ecología solamente en su dimensión puramente ambiental: tierra, aire, agua, vegetación, animales, riquezas naturales, planetas, etc, sin pensar o ubicar al hombre dentro de todo ese sistema natural de la vida. De hecho, en muchas partes donde se imparte la educación ambiental o ecológica, solo se hace referencia a los seres que no hacen parte de la convivencia humana; es decir, que todo lo que no es estructura humana es motivo de estudio, análisis y consideración, menos el hombre. Tamaño error educativo. Pues los individuos, los diferentes grupos humanos, las instituciones, la cultura, etc, tienen su propio entramado ecológico. Todas las relaciones humanas deben gozar de equilibrio, pues es un ecosistema humano7, regido por normas universales, códigos de derecho civil, religioso, empresarial, político, etc, que tienden a armonizar todas las relaciones entre individuos, pueblos, naciones, culturas y religiones. El no sometimiento racional y libre a las normas que regulan la convivencia de los individuos, tendrá como resultado un desequilibrio social, político, económico, familiar, de grandes consecuencias. Al contrario, quienes se someten libre y racionalmente a las normas reguladoras, gozarán de equilibrio social, político, económico, familiar, religioso, entre otros. Pues así como el equilibrio de los ecosistemas naturales se traducen en vida, el equilibrio de todos los sistemas humanos de convivencia se traducirán en paz, justicia social, verdad y fraternidad. Para resaltar con mayor autoridad esta responsabilidad, será necesario acudir a la Proclamación universal de los derechos humanos y a las constituciones políticas de los pueblos para dar respuesta a las múltiples necesidades y dificultades de la convivencia humana. Por ahora sólo resaltará la legislación universal, luego se podrán estudiar diferentes constituciones políticas que generen actitudes de responsabilidad frente a si mismo y a los demás.

    Declaración Universal de los Derechos humanos

    El 10 de diciembre de 1948, la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó y proclamó la Declaración Universal de Derechos Humanos, cuyo texto completo figura en las páginas siguientes. Tras este acto histórico, la Asamblea pidió a todos los Países Miembros que publicaran el texto de la Declaración y dispusieran que fuera "distribuido, expuesto, leído y comentado en las escuelas y otros establecimientos de enseñanza, sin distinción fundada en la condición política de los países o de los territorios".

    Preámbulo

    Considerando que la libertad, la justicia y la paz en el mundo tienen por base el reconocimiento de la dignidad intrínseca y de los derechos iguales e inalienables de todos los miembros de la familia humana;

    Considerando que el desconocimiento y el menosprecio de los derechos humanos han originado actos de barbarie ultrajantes para la conciencia de la humanidad, y que se ha proclamado, como la aspiración más elevada del hombre, el advenimiento de un mundo en que los seres humanos, liberados del temor y de la miseria, disfruten de la libertad de palabra y de la libertad de creencias;

    Considerando esencial que los derechos humanos sean protegidos por un régimen de Derecho, a fin de que el hombre no se vea compelido al supremo recurso de la rebelión contra la tiranía y la opresión;

    Considerando también esencial promover el desarrollo de relaciones amistosas entre las naciones;

    Considerando que los pueblos de las Naciones Unidas han reafirmado en la Carta su fe en los derechos fundamentales del hombre, en la dignidad y el valor de la persona humana y en la igualdad de derechos de hombres y mujeres, y se han declarado resueltos a promover el progreso social y a elevar el nivel de vida dentro de un concepto más amplio de la libertad;

    Considerando que los Estados Miembros se han comprometido a asegurar, en cooperación con la Organización de las Naciones Unidas, el respeto universal y efectivo a los derechos y libertades fundamentales del hombre, y

    Considerando que una concepción común de estos derechos y libertades es de la mayor importancia para el pleno cumplimiento de dicho compromiso;

    La Asamblea General

    proclama la presente

    Declaración Universal de Derechos Humanos como ideal común por el que todos los pueblos y naciones deben esforzarse, a fin de que tanto los individuos como las instituciones, inspirándose constantemente en ella, promuevan, mediante la enseñanza y la educación, el respeto a estos derechos y libertades, y aseguren, por medidas progresivas de carácter nacional e internacional, su reconocimiento y aplicación universales y efectivos, tanto entre los pueblos de los Estados Miembros como entre los de los territorios colocados bajo su jurisdicción.

    Artículo 1

    Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros.

    Artículo 2

    1. Toda persona tiene todos los derechos y libertades proclamados en esta Declaración, sin distinción alguna de raza, color, sexo, idioma, religión, opinión política o de cualquier otra índole, origen nacional o social, posición económica, nacimiento o cualquier otra condición.

    2. Además, no se hará distinción alguna fundada en la condición política, jurídica o internacional del país o territorio de cuya jurisdicción dependa una persona, tanto si se trata de un país independiente, como de un territorio bajo administración fiduciaria, no autónomo o sometido a cualquier otra limitación de soberanía.

    Artículo 3

    Todo individuo tiene derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad de su persona.

    Artículo 4

    Nadie estará sometido a esclavitud ni a servidumbre, la esclavitud y la trata de esclavos están prohibidas en todas sus formas.

    Artículo 5

    Nadie será sometido a torturas ni a penas o tratos crueles, inhumanos o degradantes.

    Artículo 6

    Todo ser humano tiene derecho, en todas partes, al reconocimiento de su personalidad jurídica.

    Artículo 7

    Todos son iguales ante la ley y tienen, sin distinción, derecho a igual protección de la ley. Todos tienen derecho a igual protección contra toda discriminación que infrinja esta Declaración y contra toda provocación a tal discriminación.

    Artículo 8

    Toda persona tiene derecho a un recurso efectivo ante los tribunales nacionales competentes, que la ampare contra actos que violen sus derechos fundamentales reconocidos por la constitución o por la ley.

    Artículo 9

    Nadie podrá ser arbitrariamente detenido, preso ni desterrado.

    Artículo 10

    Toda persona tiene derecho, en condiciones de plena igualdad, a ser oída públicamente y con justicia por un tribunal independiente e imparcial, para la determinación de sus derechos y obligaciones o para el examen de cualquier acusación contra ella en materia penal.

    Artículo 11

    1. Toda persona acusada de delito tiene derecho a que se presuma su inocencia mientras no se pruebe su culpabilidad, conforme a la ley y en juicio público en el que se le hayan asegurado todas las garantías necesarias para su defensa.

    2. Nadie será condenado por actos u omisiones que en el momento de cometerse no fueron delictivos según el Derecho nacional o internacional. Tampoco se impondrá pena más grave que la aplicable en el momento de la comisión del delito.

    Artículo 12

    Nadie será objeto de injerencias arbitrarias en su vida privada, su familia, su domicilio o su correspondencia, ni de ataques a su honra o a su reputación. Toda persona tiene derecho a la protección de la ley contra tales injerencias o ataques.

    Artículo 13

    1. Toda persona tiene derecho a circular libremente y a elegir su residencia en el territorio de un Estado.

    2. Toda persona tiene derecho a salir de cualquier país, incluso del propio, y a regresar a su país.

    Artículo 14

    1. En caso de persecución, toda persona tiene derecho a buscar asilo, y a disfrutar de él, en cualquier país.

    2. Este derecho no podrá ser invocado contra una acción judicial realmente originada por delitos comunes o por actos opuestos a los propósitos y principios de las Naciones Unidas.

    Artículo 15

    1. Toda persona tiene derecho a una nacionalidad.

    2. A nadie se privará arbitrariamente de su nacionalidad ni del derecho a cambiar de nacionalidad.

    Artículo 16

    1. Los hombres y las mujeres, a partir de la edad núbil, tienen derecho, sin restricción alguna por motivos de raza, nacionalidad o religión, a casarse y fundar una familia, y disfrutarán de iguales derechos en cuanto al matrimonio, durante el matrimonio y en caso de disolución del matrimonio.

    2. Sólo mediante libre y pleno consentimiento de los futuros esposos podrá contraerse el matrimonio.

    3. La familia es el elemento natural y fundamental de la sociedad y tiene derecho a la protección de la sociedad y del Estado.

    Artículo 17

    1. Toda persona tiene derecho a la propiedad, individual y colectivamente.

    2. Nadie será privado arbitrariamente de su propiedad.

    Artículo 18

    Toda persona tiene derecho a la libertad de pensamiento, de conciencia y de religión; este derecho incluye la libertad de cambiar de religión o de creencia, así como la libertad de manifestar su religión o su creencia, individual y colectivamente, tanto en público como en privado, por la enseñanza, la práctica, el culto y la observancia.

    Artículo 19

    Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión; este derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión.

    Artículo 20

    1. Toda persona tiene derecho a la libertad de reunión y de asociación pacíficas.

    2. Nadie podrá ser obligado a pertenecer a una asociación.

    Artículo 21

    1. Toda persona tiene derecho a participar en el gobierno de su país, directamente o por medio de representantes libremente escogidos.

    2. Toda persona tiene el derecho de acceso, en condiciones de igualdad, a las funciones públicas de su país.

    3. La voluntad del pueblo es la base de la autoridad del poder público; esta voluntad se expresará mediante elecciones auténticas que habrán de celebrarse periódicamente, por sufragio universal e igual y por voto secreto u otro procedimiento equivalente que garantice la libertad del voto.

    Artículo 22

    Toda persona, como miembro de la sociedad, tiene derecho a la seguridad social, y a obtener, mediante el esfuerzo nacional y la cooperación internacional, habida cuenta de la organización y los recursos de cada Estado, la satisfacción de los derechos económicos, sociales y culturales, indispensables a su dignidad y al libre desarrollo de su personalidad.

    Artículo 23

    1. Toda persona tiene derecho al trabajo, a la libre elección de su trabajo, a condiciones equitativas y satisfactorias de trabajo y a la protección contra el desempleo.

    2. Toda persona tiene derecho, sin discriminación alguna, a igual salario por trabajo igual.

    3. Toda persona que trabaja tiene derecho a una remuneración equitativa y satisfactoria, que le asegure, así como a su familia, una existencia conforme a la dignidad humana y que será completada, en caso necesario, por cualesquiera otros medios de protección social.

    4. Toda persona tiene derecho a fundar sindicatos y a sindicarse para la defensa de sus intereses.

    Artículo 24

    Toda persona tiene derecho al descanso, al disfrute del tiempo libre, a una limitación razonable de la duración del trabajo y a vacaciones periódicas pagadas.

    Artículo 25

    1. Toda persona tiene derecho a un nivel de vida adecuado que le asegure, así como a su familia, la salud y el bienestar, y en especial la alimentación, el vestido, la vivienda, la asistencia médica y los servicios sociales necesarios; tiene asimismo derecho a los seguros en caso de desempleo, enfermedad, invalidez, viudez, vejez u otros casos de pérdida de sus medios de subsistencia por circunstancias independientes de su voluntad.

    2. La maternidad y la infancia tienen derecho a cuidados y asistencia especiales. Todos los niños, nacidos de matrimonio o fuera de matrimonio, tienen derecho a igual protección social.

    Artículo 26

    1. Toda persona tiene derecho a la educación. La educación debe ser gratuita, al menos en lo concerniente a la instrucción elemental y fundamental. La instrucción elemental será obligatoria. La instrucción técnica y profesional habrá de ser generalizada; el acceso a los estudios superiores será igual para todos, en función de los méritos respectivos.

    2. La educación tendrá por objeto el pleno desarrollo de la personalidad humana y el fortalecimiento del respeto a los derechos humanos y a las libertades fundamentales; favorecerá la comprensión, la tolerancia y la amistad entre todas las naciones y todos los grupos étnicos o religiosos, y promoverá el desarrollo de las actividades de las Naciones Unidas para el mantenimiento de la paz.

    3. Los padres tendrán derecho preferente a escoger el tipo de educación que habrá de darse a sus hijos.

    Artículo 27

    1. Toda persona tiene derecho a tomar parte libremente en la vida cultural de la comunidad, a gozar de las artes y a participar en el progreso científico y en los beneficios que de él resulten.

    2. Toda persona tiene derecho a la protección de los intereses morales y materiales que le correspondan por razón de las producciones científicas, literarias o artísticas de que sea autora.

    Artículo 28

    Toda persona tiene derecho a que se establezca un orden social e internacional en el que los derechos y libertades proclamados en esta Declaración se hagan plenamente efectivos.

    Artículo 29

    1. Toda persona tiene deberes respecto a la comunidad, puesto que sólo en ella puede desarrollar libre y plenamente su personalidad.

    2. En el ejercicio de sus derechos y en el disfrute de sus libertades, toda persona estará solamente sujeta a las limitaciones establecidas por la ley con el único fin de asegurar el reconocimiento y el respeto de los derechos y libertades de los demás, y de satisfacer las justas exigencias de la moral, del orden público y del bienestar general en una sociedad democrática.

    3. Estos derechos y libertades no podrán, en ningún caso, ser ejercidos en oposición a los propósitos y principios de las Naciones Unidas.

    Artículo 30

    Nada en esta Declaración podrá interpretarse en el sentido de que confiere derecho alguno al Estado, a un grupo o a una persona, para emprender y desarrollar actividades o realizar actos tendientes a la supresión de cualquiera de los derechos y libertades proclamados en esta Declaración.

    Actitudes éticas frente a la ecología. Los seres humanos inscritos en el libro de la vida tendrán la responsabilidad de conocer el funcionamiento del medio natural para poder asumir actitudes de respeto, tolerancia, acogida y ayuda con todos los seres existentes en el cosmos. Tendrá que renunciar a su arrogancia de "seres superiores", para ubicarse en condiciones de confraternización con las demás criaturas a quienes se les debe rendir admiración y reverencia. En cuanto a las relaciones humanas, las nuevas generaciones tendrán la gran responsabilidad de crear espacios vitales sostenibles para las generaciones futuras, combatiendo toda injusticia social, toda arbitrariedad, toda explotación humana y ambiental, el hambre, las enfermedades catastróficas y la ignorancia de los individuos y de los pueblos, así como la barbarie de la guerra. Dentro de este entramado de responsabilidades y actitudes buenas y justas frente a la vida se tiene que incluir la bioética en toda su extensión; pues la ciencia y la tecnología puestas al servicio del hombre y su hábitat, deben favorecer en todo sentido el libre desarrollo de la vida, respetando sus leyes, principios y fundamentos existenciales8. Dentro de estas actitudes éticas del hombre se circunscribe una tabla de valores que permitan la humanización de la naturaleza y la naturalización del hombre.

    La ecología como la expresión del derecho fundamental a la vida9

    Este aparte muy particular de nuestro estudio tiene como punto de partida la declaración universal de los derechos humanos, en su artículo tercero: "todo individuo tiene derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad de su persona". Ciertamente es la primera declaración universal de derechos, atribuidos exclusivamente al hombre, pero dejando a un lado los derechos fundamentales de la tierra, de los animales y de las plantas. Sin embargo y de manera mas bien prudente y silenciosa se han elaborado algunas leyes de carácter universal que pregonan el respeto, la veneración y la libertad de los demás seres vivos que acompañan al hombre en la tarea diaria de vivir.

    A continuación se presenta una copia de la declaración universal de los derechos de los animales proclamada el 15 de octubre del año 1978 por la UNESCO y luego por la ONU.

    DECLARACIÓN UNIVERSAL DE LOS DERECHOS DE LOS ANIMALES10

    Preámbulo:

    Considerando que todo Animal posee derechos.Considerando que el desconocimiento y desprecio de dichos derechos han conducido y siguen conduciendo al hombre a cometer crímenes contra la naturaleza y contra los Animales.Considerando que el reconocimiento por parte de la especie humana de los derechos de la existencia de las otras especies de Animales constituye el fundamento de la coexistencia de las especies en el mundo.Considerando que el hombre comete genocidio y existe la amenaza de que siga cometiéndolo.Considerando que el respeto de los Animales por el hombre está ligado al respeto de los hombres entre ellos mismos.Considerando que la educación debe enseñar, desde la infancia, a observar, comprender, respetar y amar a los Animales.

    Se proclama lo siguiente:

    Artículo 1: Todos los Animales nacen iguales ante la vida y tienen los mismos derechos a la existencia.

    Artículo 2:a) Todo Animal tiene derecho al respeto.b) El hombre, en tanto que especie animal, no puede atribuirse el derecho a exterminar a los otros animales o de explotarlos violando ese derecho. Tiene la obligación de poner sus conocimientos al servicio de los Animales.c) Todos los Animales tienen derecho a la atención, a los cuidados y a la protección del hombre.

    Artículo 3:a) Ningún Animal será sometido a malos tratos ni a actos crueles.b) Si es necesaria la muerte de un Animal, ésta debe de ser instantánea, indolora y no generadora de angustia.

    Artículo 4:a) Todo Animal perteneciente a una especie salvaje tiene derecho a vivir libre en su propio ambiente natural, terrestre, aéreo o acuático, y a reproducirse.b) Toda privación de libertad, incluso aquella que tenga fines educativos, es contraria a ese derecho.

    Artículo 5:a) Todo Animal perteneciente a una especie que viva tradicionalmente en el entorno del hombre, tiene derecho a vivir y a crecer al ritmo y en condiciones de vida y de libertad que sean propias de su especie.b) Toda modificación de dicho ritmo o dichas condiciones que fuera impuesta por el hombre con fines mercantiles es contraria a ese derecho.

    Artículo 6: Todo Animal que el hombre ha escogido como compañero tiene derecho a que la duración de su vida sea conforme a su longevidad natural.

    Artículo 7: Todo Animal de trabajo tiene derecho a una limitación razonable del tiempo e intensidad de trabajo, a una alimentación reparadora y al reposo.

    Artículo 8:a) La experimentación animal que implique un sufrimiento físico o psicológico es incompatible con los derechos del animal, tanto si se trata de experimentos médicos, científicos, comerciales, como toda otra forma de experimentación.b) Las técnicas alternativas deben ser utilizadas y desarrolladas.

    Artículo 9: Cuando un Animal es criado para la alimentación, debe ser nutrido, instalado y transportado, así como sacrificado, sin que ello resulte para él motivo de ansiedad o dolor.

    Artículo 10:a) Ningún Animal debe de ser explotado para esparcimiento del hombre.b) Las exhibiciones de animales y los espectáculos que se sirven de Animales son incompatibles con la dignidad del Animal.

    Artículo 11: Todo acto que implique la muerte de un Animal sin necesidad es un biocidio, es decir, un crimen contra la vida.

    Artículo 12:a) Todo acto que implique la muerte de un gran número de animales es un genocidio, es decir, un crimen contra la especie.b) La contaminación y la destrucción del ambiente natural conducen al genocidio.

    Artículo 13:a) Un Animal muerto debe ser tratado con respeto.b) Las escenas de violencia en las cuales los animales son víctimas deben ser prohibidas en el cine y en la televisión salvo si tiene como fin el dar muestra de los atentados contra los derechos del animal.

    Artículo 14:a) Los organismos de protección y salvaguarda de los Animales deben ser representados a nivel gubernamental.b) Los derechos del animal deben ser defendidos por la ley, como lo son los derechos del hombre.

    La declaración, proclamada el 15 de octubre de 1978,fue aprobada por la Organización de la Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO),y posteriormente por la Organización de las Naciones Unidas (ONU).

    Teniendo en cuenta estas declaraciones universales podemos volver la mirada hacia atrás, bien sea a los comienzos de toda existencia, a las primeras páginas de la Biblia o sencillamente a los hombres que como San Francisco de Asís, se detuvieron frente al asombroso espectáculo de la vida de los animales y les rindieron tributo, respeto, reverencia, fuera del cuidado merecido por compartir la vida en un mismo escenario, el mundo. Es en los últimos tiempos donde el hombre de ciencia, las políticas de estado, la industria y el comercio, acompañados de excelentes espiritualidades y ejemplos de convivencia fraterna, han desarrollado proyectos que favorezcan el desarrollo y la permanencia en el planeta de todas las posibilidades de vida. A este respecto el Franciscano José Antonio Merino dice: "es urgente que nos revistamos todos de gran respeto por todo lo real, por irrelevante que parezca, pues desde las formas más simples hasta las mas complejas, desde los seres más insignificantes aparentemente, hasta los más encumbrados y mayestáticos, son dignos de nuestra atención y respeto"11.

    Vista la vida desde otro ángulo, no se podría dejar por fuera la amplia extensión de nuestro mundo con su variedad de climas, cultivos, paisajes y diversidad de seres que en ocasiones, por estar tan metidos en los claustros de la ciencia y la tecnología, ni siquiera son objeto de aprecio. Es así que, en la declaración de BIZKAIA sobre el derecho al medio ambiente se propone lo siguiente:

    DECLARACIÓN DE BIZKAIA SOBRE EL DERECHO AL MEDIO AMBIENTE12

    El Seminario Internacional sobre el Derecho al Medio Ambiente, celebrado en Bilbao del 10 al 13 de febrero de 1999 bajo los auspicios de la UNESCO y del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos,

    CONSIDERANDO que ya en 1972, la Declaración de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Humano, en su Principio I, proclamó que el hombre tiene el derecho fundamental a la libertad, la igualdad y el disfrute de condiciones de vida adecuadas en un medio de calidad tal que le permita llevar una vida digna y gozar de bienestar, y tiene la solemne obligación de proteger y mejorar el medio para las generaciones presentes y futuras,

    CONSIDERANDO que posteriormente la Declaración de Río de Janeiro sobre Medio Ambiente y el Desarrollo de 1992, señaló que los seres humanos constituyen el centro de las preocupaciones relacionadas con el desarrollo sostenible y que tienen derecho a una vida saludable y productiva en armonía con la naturaleza,

    CONSIDERANDO que instrumentos de carácter regional, tales como la Carta Africana de los Derechos Humanos y de los Pueblos de 1981, el Protocolo de San Salvador sobre Derechos Económicos, Sociales y Culturales de 1988 y el Convenio sobre el Acceso a la Información, la Participación Pública en la toma de Decisiones y el Acceso a la Justicia en Cuestiones Medioambientales, adoptado por la Cuarta Conferencia Ministerial para el Medio Ambiente en Europa celebrada en Dinamarca del 23-25 de junio de 1998, también han desarrollado el principio así planteado,

    CONSIDERANDO asimismo la Convención sobre la Diversidad Biológica de 1992, la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático de 1992, la Convención de las Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación en los Países Afectados por Sequía Grave y/o Desertificación, en particular en África de 1994, y el Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo sobre Pueblos Indígenas y Tribales en países independientes de 1989,

    CONSIDERANDO que la Resolución 45/94, adoptada el 14 de diciembre de 1990 por la Asamblea General de las Naciones Unidas, declara que toda persona tiene el derecho a vivir en un medio ambiente adecuado para garantizar su salud y su bienestar,

    CONSIDERANDO que el Instituto de Derecho Internacional, en su sesión de Estrasburgo en 1997, declaró que "todo ser humano tiene derecho a vivir en un medio ambiente sano",

    CONSIDERANDO que cada vez más Constituciones nacionales proclaman el derecho al medio ambiente,

    SUBRAYANDO que el derecho al medio ambiente es inherente a la dignidad de toda persona, y que está necesariamente vinculado con la garantía de los demás derechos humanos, incluyendo, en particular, el derecho al desarrollo,

    SUBRAYANDO la universalidad, indivisibilidad e interdependencia de todos los derechos humanos,

    RECONOCIENDO que el derecho al medio ambiente puede ejercerse, tanto a título individual como en asociación con otras personas, ante los poderes públicos y que ha de ser protegido mediante la acción solidaria de todos los protagonistas de la vida social: individuos, comunidades, poderes públicos y entidades privadas,

    CONSIDERANDO que no se puede ejercer el derecho al medio ambiente si no se dispone de información en cantidad y calidad suficiente,

    SUBRAYANDO la necesidad de que el derecho humano al medio ambiente sea reconocido en un instrumento jurídico de alcance universal,

    PROPONE, por lo tanto, a la Comunidad Internacional y, en especial, a las Naciones Unidas y Organizaciones de carácter mundial y regional, que examinen la Declaración de Bizkaia sobre el derecho al medio ambiente y, en su caso, adopten las medidas oportunas para el reconocimiento efectivo de dicho derecho,

    ARTÍCULO 1º. DERECHO AL MEDIO AMBIENTE

    1. Toda persona, tanto a título individual como en asociación con otras, tiene el derecho a disfrutar de un medio ambiente sano y ecológicamente equilibrado.

    2. El derecho al medio ambiente es un derecho que puede ejercerse ante los poderes públicos y entidades privadas, sea cual sea su estatuto jurídico en virtud del Derecho nacional e internacional.

    3. El derecho al medio ambiente se ha de ejercer de forma compatible con los demás derechos humanos, incluido el derecho al desarrollo.

    4. Toda persona tiene derecho al medio ambiente sin ningún tipo de discriminación por motivos de raza, color, sexo, idioma, religión, opinión política o de cualquier otra índole.

    ARTÍCULO 2º. DEBER DE PROTECCIÓN DEL MEDIO AMBIENTE

    1. Toda persona, tanto a título individual como en asociación con otras, tiene el deber de proteger el medio ambiente y de fomentar dicha protección en el ámbito nacional e internacional.

    2. Los poderes públicos y las organizaciones internacionales tienen la responsabilidad de proteger y, en su caso, restaurar el medio ambiente por todos los medios que entren en el ámbito de su competencia. Esta responsabilidad se llevará a cabo, en particular, mediante:

    a) La protección, conservación, eventual restauración, y prevención del deterioro de la biosfera, geosfera, hidrosfera y atmósfera.

    b) El uso racional y sostenible de los recursos naturales.

    c) La promoción de modelos de producción y consumo que contribuyan al desarrollo sostenible.d) La integración de las exigencias para la protección del medio ambiente en las políticas públicas y en las actividades privadas, teniendo en cuenta el principio de no discriminación.

    3. Todos los Estados y, en particular, los Estados vecinos, deberán cooperar entre sí en la defensa del medio ambiente y en la lucha contra la contaminación sea cual fuere su origen.

    Los Estados velarán para que no se introduzcan modificaciones desfavorables e irreversibles del medio ambiente que puedan atentar contra la salud de las personas y el bienestar colectivo.

    ARTÍCULO 3º. DERECHO AL MEDIO AMBIENTE Y LAS GENERACIONES FUTURAS

    1. Las generaciones futuras tienen derecho a heredar un medio ambiente sano y ecológicamente equilibrado.

    2. El Estado tiene la obligación de vigilar la calidad y la diversidad del medio ambiente y, en particular, de evaluar anticipadamente las consecuencias a largo plazo para el medio ambiente de la realización o ejecución de grandes proyectos.

    ARTÍCULO 4º. TRANSPARENCIA ADMINISTRATIVA Y DERECHOS DE LAS PERSONAS EN MATERIA MEDIO AMBIENTAL

    1. Los procedimientos de decisión de los poderes públicos y de los organismos internacionales sobre los asuntos que tienen relación con el medio ambiente, se regirán por el principio de transparencia. Este principio exige el reconocimiento de los derechos de participación, acceso a la información y a ser informado.

    2. Toda persona tiene el derecho, por sí, en asociación con otras o a través de sus representantes, a participar en la elaboración de las políticas públicas y de cualquier medida relativa al medio ambiente.

    3. Asimismo, cualquier persona tiene derecho a acceder a la información sobre el medio ambiente sin necesidad de acreditar un interés determinado. Este derecho solamente podrá ser limitado por motivos justificados y establecidos legalmente.

    4. El derecho a ser informado será garantizado, además, mediante la publicación y difusión de informes periódicos sobre el estado del medio ambiente.

    ARTÍCULO 5º. DERECHO A UN RECURSO EFECTIVO

    Toda persona o grupo de personas cuyo derecho a un medio ambiente sano y ecológicamente equilibrado haya sido violado, o que posea información sobre dicha violación, deberá tener un recurso efectivo ante una instancia nacional e internacional.

    ARTÍCULO 6º. DERECHO A LA REPARACIÓN

    Cualquier persona o grupo de personas cuyo derecho a un medio ambiente sano y ecológicamente equilibrado haya sido violado y haya sufrido daño ambiental, tendrá derecho a exigir y obtener la reparación correspondiente, sin perjuicio de la restauración del medio ambiente.

    ARTÍCULO 7º. EDUCACIÓN Y SENSIBILIZACIÓN SOBRE EL MEDIO AMBIENTE

    1. La educación y la sensibilización, en todos sus niveles y por todos los medios, deben capacitar a las personas para desempeñar un papel útil en la protección del medio ambiente.

    2. Los Estados y las organizaciones internacionales deberían adoptar las medidas educativas necesarias para asegurar el respeto y la protección del derecho de las personas a un medio ambiente sano y ecológicamente equilibrado.

    3. Las medidas señaladas en el apartado anterior deberían incluir programas de enseñanza y de educación, con la colaboración de las organizaciones no gubernamentales.

    ARTÍCULO 8º. RESPONSABILIDAD COMPARTIDA

    En consonancia con los principios de solidaridad internacional y responsabilidad compartida pero diferenciada sobre la protección del medio ambiente, los países desarrollados deberían fortalecer la cooperación con los países en vías de desarrollo.

    ARTÍCULO 9º. APLICACIÓN DEL DERECHO AL MEDIO AMBIENTE

    1. Los Estados y las organizaciones internacionales deberían adoptar todas las medidas necesarias para garantizar el derecho a un medio ambiente sano y ecológicamente equilibrado reconocido en esta Declaración.

    2. Los poderes públicos deberían elaborar y mantener actualizada la información sobre el medio ambiente que les concierna, estableciendo sistemas para su recopilación y clasificación. Asimismo, dicha información se referirá a actividades existentes o en proyecto que puedan afectar al medio ambiente.

    3. Igualmente, los Estados y las organizaciones internacionales deberían, apoyándose en la cooperación y solidaridad internacionales, erradicar la pobreza, por su íntima vinculación con el derecho al medio ambiente, adoptando las medidas necesarias y adecuadas para lograr este objetivo.

    4. En la ejecución de las medidas necesarias para garantizar el ejercicio efectivo del derecho al medio ambiente, se debería prestar una especial atención a las personas y los grupos vulnerables.

    Hecha en Bilbao en el día 12 de febrero del año 1999

    Haciendo un pequeño análisis sobre estas declaraciones se puede llegar a la conclusión acerca de su valor universal y de la necesidad de adaptarlos como normas de vida, de convivencia ciudadana, de políticas de estado en cuanto a educación, salud y desarrollo. Es lamentable que muchas políticas de estado, especialmente en lo referente a la educación, no se tomen en cuenta estos derechos universales, precisamente para evitar los grandes conflictos que han deteriorado la vida en todas sus manifestaciones. ¿Será necesario que se tengan que vivir nuevos genocidios, esclavitudes, guerras y desprecios humanos para entender el valor incalculable e inviolable de la Vida? ¿Tendremos que soportar las grandes epidemias, la contaminación del medio ambiente, la aridez de los suelos, la deforestación y la explotación irracional e injusta de todos los recursos no renovables para optar por una ética de la ecología que haga responsable al hombre de sus acciones destructoras y le exija respeto, aprecio y bondad frente a su hábitat? Desafortunadamente el hombre ha aprendido y sigue aprendiendo de los golpes que le da la vida. Necesitamos que llegue la sequía para valorar el agua; que lleguen las epidemias y enfermedades catastróficas para respetar, valorar y cuidar la salud; que aparezca el hambre con todas sus consecuencias para ser precavidos, ahorradores y recursivos. ¡qué ironías de la vida! ¿De qué le sirve al hombre conocer los secretos de la vida si no la valora, la respeta, la dignifica, la santifica y la trasciende? Con razón Jesucristo le decía a quienes le escuchaban: "¿de que le sirve a un hombre ganar el mundo entero si arruina su vida? (Mt.16,26). El progreso humano de los últimos tiempos salta a la vista, pero detrás de todo lo construido han quedado los socavones, los desiertos, el hambre, la enfermedad, la ignorancia y otro género de esclavitud y dominación. Casi todo amenaza ruina y muerte. El agua contaminada, el aire enrarecido y toxico, frutos y semillas que alimentan a los seres humanos alterados en su naturaleza y cancerígenos, pueblos destruidos por la guerra, etc, son signos de los tiempos que llaman a la reconciliación, la justicia y la paz, así como a emprender rigurosamente una tarea educativa donde lo primero no serán las ciencias naturales, matemáticas, físicas y químicas, sino las ciencias sociales y ambientales. Pues primero hay que conocer a fondo el espacio donde se vive y se desarrolla la persona para luego si dominarlo, someterlo, no a la barbarie y destrucción, sino al cuidado, respeto y conservación. El hombre tiene que aprender a convivir con todas las criaturas, especialmente con las que carecen de razón y voluntad. Para completar esta reflexión detengamos el espíritu, la mente y nuestro cuerpo frente a un espectáculo natural que a todos nos envuelve en su regazo: la madre tierra:

    DECLARACION DE LOS DERECHOS DE LA TIERRA 13

    • Así como la vida humana se reconoce como única, ha llegado el tiempo de reconocer la singularidad de La Tierra.

    • La Madre Tierra nos sustenta. Nosotros estamos cada uno y todos ligados a ella, ella es el vínculo entre nosotros.

    • La Tierra tiene 4 600 millones de años y es la cuna, el sitio de renovación y de metamorfosis de la vida. Su larga evolución, su lento ascenso a la madurez, ha conformado el ambiente natural en el cual vivimos.

    • Nuestra historia y la historia de La Tierra están estrechamente relacionadas. Sus orígenes son nuestros orígenes, su historia es nuestra historia y su futuro será nuestro futuro.

    • El aspecto de La Tierra, su peculiar naturaleza, es nuestro ambiente. Este ambiente es diferente, no sólo de aquel del pasado, sino también del futuro. Nosotros no somos sino los compañeros de La Tierra sin una causa final, nosotros somos pasajeros.

    • Justo así como un viejo árbol conserva todos los registros de su crecimiento y su vida, La Tierra retiene memorias de su pasado… Un registro inscrito tanto en sus profundidades como en la superficie, en las rocas y en los paisajes, un registro que puede ser leído y traducido.

    • Nosotros siempre hemos comprendido la necesidad de preservar nuestras memorias -es decir, nuestra herencia cultural. Ahora ha llegado el tiempo de proteger nuestra herencia natural, el ambiente. El pasado de la Tierra no es menos importante que aquel de la humanidad. Ya es tiempo de que aprendamos a cuidarlo, y al hacerlo, que conozcamos el pasado de La Tierra; que sepamos leer este libro que es nuestra herencia geológica, escrito antes del surgimiento del hombre.

    • Los Hombres y La Tierra compartimos una herencia común. Nosotros y nuestros gobernantes somos los custodios de esta herencia. Cada uno y toda la humanidad debería comprender que la más mínima depredación mutila, destruye y conduce a pérdidas irreversibles. Cada forma de desarrollo debe respetar la singularidad de esta herencia.

    Conferencia Internacional sobre los Derechos de La Tierra Digne, Francia13 de Junio de 1991

    Claro está que no basta con conocer estos valiosos documentos. Es preciso traducirlos en actitudes concretas, en actos morales y en responsabilidades éticas que abarquen la totalidad de la vida del hombre. El primer espacio para la concretización de estas exigencias justas de la vida será la escuela, ampliada a los campos del conocimiento científico, es decir, a la universidad. Si la tarea educativa se sustrae de estas exigencias de la vida y de las sociedades terminará aplastada por el derrumbe ecológico, propio del descuido o la explotación.

    La iglesia como institución humana y divina, mensajera a la vez de la vida, la paz, la justicia, la verdad y la fraternidad ha asumido la tarea de concienciar a los individuos, a los pueblos y a la cultura universal, sobre la necesidad de proteger, respetar y valorar la vida en toda su dinámica. Al respecto, en varis documentos expresa lo siguiente:

    APORTACIONES DEL MAGISTERIO DE LA IGLESIA14

    "Vaticano II: Gaudium et Spes.

    En la Constitución sobre la Iglesia en el mundo actual, se expresa la relación que guarda el hombre con el universo, con los bienes creados y las cosas (GS 69 y 36).

    Encíclica "Mater et Magistra" de Juan XXIII.

    En relación a la creación se anota únicamente este texto:

    "… se recuerda en el Génesis, [como] el Creador dio a la primera pareja humana dos mandamientos, que se complementan mutuamente: el primero, propagar la vida: creced y multiplicaos; el segundo, dominar la naturaleza: llenad la tierra y enseñoreaos de ella" (n.4).

    Mensaje de Pablo VI a la FAO.

    Este mensaje fue titulado "La Iglesia ante los problemas humanos del hambre y de la miseria". Parte de la constatación de una realidad para hablar de la agresión al medio ambiente: la creciente pobreza en gran número de hombres, la injusticia social en el uso de los bienes de la tierra, el hambre… e invita a gobernar la tierra con distribución de los bienes en justicia y el cuidado de la casa común de los hombres.

    El medio ambiente, dice, es un patrimonio de la humanidad, de tal forma que los propietarios -privados o públicos- deben ordenar su uso para un bien entendido beneficio de todos: el hombre es la primera y la más auténtica riqueza de la tierra (n.5).

    Sínodo de Obispos de 1971: "La Justicia en el Mundo".

    Aquí se expone la agresión al medio ambiente a través de las graves injusticias manifestadas en el mundo. Al respecto expresan:

    … los hombres comienzan a percibir una dimensión nueva y más radical de la unidad -de las ciencias-, porque se dan cuenta de que los recursos -como los preciosísimos tesoros del aire y del agua, imprescindibles para la vida, y la limitada y frágil biosfera de todo el conjunto de los seres vivos- no son infinitos, sino que, por el contrario, deben ser cuidados y protegidos como un patrimonio único de toda la humanidad (n.6).

    III Conferencia del CELAM.

    Su contenido es rico, si se lee con los ojos puestos en los pobres, en los que han sido marginados, despojados de sus tierras para construir grandes ciudades, o de aquellos otros que siguen trabajando, desgastándose por el bienestar de unos cuantos, construyéndoles un mundo sin contaminación, dejando que sus tierras, ríos, lleven en sus venas, el desecho de los de arriba, de los que si consumen, de los hombres que son desechables. En esta perspectiva se encuentra el siguiente número:

    El amor de Dios que nos dignifica radicalmente, se vuelve por necesidad comunión de amor con los demás hombres y participación fraterna, para nosotros, hoy, debe volverse, principalmente obra de justicia para los oprimidos esfuerzo de liberación para quienes más la necesitan. En efecto, "nadie puede amar a Dios, a quien no ve, si no ama al hermano a quien ve" (I Jn 4,20). Con todo, la comunión y participación verdaderas sólo pueden existir en esta vida proyectadas sobre el plano muy concreto de las realidades temporales, de modo que el dominio, uso y transformación de los bienes de la tierra, de la cultura, de la ciencia y de la técnica, vayan realizándose en un justo y fraternal señorío del hombre sobre el mundo, teniendo en cuenta el respeto de la ecología. El Evangelio nos debe enseñar que, ante las realidades que vivimos, no se puede hoy en América Latina amar de veras al hermano y por lo tanto a Dios, sin comprometerse a nivel personal y en muchos casos, incluso, a nivel de estructuras, con el servicio y la promoción de los grupos humanos y de los estratos sociales más desposeídos y humillados, con todas las consecuencias que se siguen en el plano de esas realidades temporales.(Puebla. No 327)

    Por tanto, se va afirmando una toma de conciencia, ante la realidad latinoamericana que aún sigue siendo el hoy latinoamericano:

    … hay que tomar conciencia de los efectos devastadores de una industrialización descontrolada y de una urbanización que va tomando proporciones alarmantes. El agotamiento de los recursos naturales y la contaminación del ambiente constituirán un problema dramático. Afirmamos una vez más la necesidad de una profunda revisión de la tendencia consumista de las naciones más desarrolladas, deben tenerse en cuenta las necesidades elementales de los pueblos pobres que forman la mayor parte del mundo (n. 496).

    Si no cambian las tendencias actuales, se seguirá deteriorando la relación del hombre con la naturaleza por la explotación irracional de sus recursos y la contaminación ambiental, con el aumento de graves daños al hombre y al equilibrio ecológico (n. 139).

    Ya casi al final del documento, propone como línea de trabajo para construir una sociedad en su desarrollo justo y equitativo:

    Preservar los recursos naturales creados por Dios para todos los hombres, a fin de transmitirlos como herencia enriquecedora a las generaciones futuras (n. 1236)

    Mensaje para la Jornada Mundial de la paz del Papa Juan Pablo II (1 – Enero – 1990).

    Fue titulado "Paz con Dios creador, paz con toda la creación" y subraya la necesidad de una visión global de todo este problema: "Toda intervención en un área del ecosistema debe considerar sus consecuencias en otras áreas y, en general, en el bienestar de las generaciones futuras" (n.6). Por lo que debe tener una visión del universo como un todo, como un verdadero "cosmos", dotado de un equilibrio interno, que debe ser respetado (n.8), así como la "integridad de la creación" (n.7).

    IV Conferencia del CELAM (Octubre – 1992).

    Los obispos latinoamericanos reunidos en Santo Domingo, reflexionaron sobre el tema de la ecología, dentro del capítulo dedicado a la promoción humana, y le dedican nuevo números en total (169-177), y enfatizan en la necesidad de subordinar las propuestas del desarrollo económico de las naciones a criterios éticos: "una ética ecológica implica el abandono de una mo ral utilitarista e individualista; postula la aceptación del principio del destino universal de los bienes de la creación y promoción de la justicia y solidaridad como valores indispensables" (n.169).

    Otro elemento importante que trata el documento es lo referente a la tierra como don de Dios, donde señala que existe lamentablemente en nuestro continente, la mentalidad mercantilista, que "considera a la tierra en su relación exclusiva con la explotación y el lucro, y que lleva a la especulación del suelo urbano, haciendo inaccesible la tierra para la vivienda de los pobres; además, no podemos olvidar la situación de los que trabajan su tierra y ganan el sustento de su familia con tecnología todavía tradicionales" (n.172).

    Un punto controvertido: la Laborem Excersens.

    En la encíclica de Juan Pablo II, se elabora un análisis de los actuales problemas laborales y económicos que seguramente alegrará los corazones de todos aquellos que buscan una vida de trabajo más humanística. Subraya la primacía del trabajo por encima del capital, las maneras en que el trabajo debería estar al servicio de la gente en vez de las utilidades y los derechos de los trabajadores para unirse a defender los fines humanos.

    Por otra parte, el Papa refuerza esta teoría humanística del trabajo con una lectura de las Escrituras, especialmente del Gen.1,28 que subraya la misión de los seres humanos de "dominar" la tierra de una manera que forzosamente haría temblar a los ecólogos. Como si no se diera cuenta de las discusiones de la última década en torno al lugar que ocupa el antropocentrismo cristiano en el saqueo de la tierra, o de la necesidad de establecer derechos para que la tierra se oponga a dicho saqueo, o del multifacético problema de establecer una espiritualidad más respetuosa hacia la naturaleza, el Papa casi hace que el hecho de forzar a la naturaleza a la productividad sea la medida de la grandeza humana.

    San Francisco de Asís.

    ¿Por qué traer a escena a Francisco de Asís al finalizar un asunto que atañe a la búsqueda de la formación de una nueva ética medioambiental? Francisco ha salido de una hagiografía marcadamente romántica y emocional y ha entrado, con la fuerza de un proyectista de raza, en la discusión acerca de la solución de la difícil relación entre hombre, naturaleza y ciudad. Él propuso un modo alternativo de vivir la relación hombre-naturaleza, hombre-ciudad en el siglo XIII que le tocó vivir.

    En el momento en que, abandonado y enfermo, siente la cercanía de la muerte, expresa esta relación en el Cántico de las criaturas: canto de la fraternidad cósmica, de la alegría de vivir juntos, del agradecimiento. ¿No podemos tomar sus palabras y comenzar una humanidad?"

    Lo anterior es solamente un pequeño bosquejo de toda la actividad de la iglesia en orden al mejoramiento de las condiciones de vida de los hombres, de los pueblos y de los recursos naturales de nuestro planeta. Si de verdad quisiéramos ahondar en esta doctrina, se hará necesario desempolvar de los anaqueles y bibliotecas públicas y privadas la diversidad de documentos, especialmente encíclicas, de los dos últimos siglos (XX y XXI) que hacen referencia a toda la problemática en la que se halla sumergido el hombre, particularmente en el orden social, político, económico, religioso y cultural. Para nombrar algunos de ellos que merecen consideración y estudio, particularmente en el tema de ecología humana, se anotan los siguientes:

    • Carta encíclica Rerum Novarum del Papa León XIII. 15 de mayo de 1981.

    • Carta encíclica Pacem in Terris del Papa Juan XIII. 11 de abril de 1963.

    • Carta encíclica Populorum Progressio del Papa Pablo VI. 26 de marzo de 1967.

    • Carta encíclica Humanae Vitae del Papa Pablo VI. 25 de julio de 1968.

    • Cartas encíclicas del Papa Juan Pablo II:

    • Fides et Ratio. 14 de septiembre de 1998.

    • Evangelium Vitae. 25 de marzo de 1995.

    • Veritas Splendor. 6 de agosto de 1993.

    • Centécimus Annos. 1 de mayo de 1991.

    • Sollicitudo Rei Sociales. 30 de diciembre de 1987.

    • Laborem Excersens. 14 de septiembre de 1981.

    Recogiendo en unas cuantas palabras y a modo de síntesis se concluye este aparte afirmando, sin titubeos, que la vida es el máximo valor, el mas absoluto de todos los valores, del que dependen todos los valores habidos y por haber: Bienestar, seguridad, ciencia, desarrollo, educación, cultura, religión, entre otros. Vivir, por tanto, es la primera de las opciones que el hombre comparte con todas las criaturas del universo. Pues el hecho de que el hombre posea una estructura superior de existir, no lo libera de su pertenencia a la naturaleza. No se puede pensar la vida fuera de la naturaleza al estilo de los cuentos infantiles o de las novelas de ciencia-ficción. Y si algunas de las veces el hombre se aparta de ella mediante la actividad de su espíritu y su razón, sólo es para pensarla y transformarla o enfrentarse a ella con las consecuencias insospechadas que esto acarrea15.

    El franciscanismo hecho realidad en la cotidianidad de la vida, de la historia, de la cultura y todas sus expresiones, ofrece elementos valiosos de alta consideración para el desarrollo de una ética practica de la ecología. Fuera del pensamiento de San Francisco de Asís y su actitud reverente y agradecida frente a la vida, como lo expresa el Cántico de las criaturas que más arriba se ha presentado, otros continuadores de tan magna experiencia de vida en medio de las grandes dificultades de los últimos tiempos, ofrecen su aporte significativo para el desarrollo de una vida plena de sentido, a pesar de las penurias que se viven por el desborde de conflictos que la ciencia y la tecnología han generado en el vasto campo de la vida. Los aportes son:

    La vida cotidiana como gracia o desgracia*. Es en la vivencia diaria de las relaciones con los otros, con las cosas y con la naturaleza donde se debe forjar el espíritu de responsabilidad y creatividad que garantice un verdadero desarrollo conjunto de todas las fuerzas de la naturaleza. El hombre no solo vive para consumir hasta agotar la existencia propia y la de los recursos naturales, sino que toda su actividad, desarrollada por mediación del trabajo, la razón, la voluntad y el espíritu, debe encaminarse hacia la solución de conflictos y la búsqueda de alternativas de vida que correspondan a su ser humano. La vida será una gracia, un don admirable, una bendición cuando los seres responsables de ella, el hombre de la creación, coloque todas sus fuerzas, energías y dotes al servicio de toda la creación. Y será una desgracia cuando afanado por el progreso económico, por el consumismo y el materialismo se lance sobre la creación para devorarla, saquearla, exprimirla o esclavizarla, creando situaciones de conflicto, desprecio y violencia que con el tiempo se convertirán en verdaderos espacios de sufrimiento, dolor, pena y muerte. Así pues, es necesario conocer primero que mundo queremos y que mundo queremos construir. La ignorancia, la ceguera y el indiferentismo frente a la vida serán siempre causa de grandes trastornos y conflictos sociales, políticos, económicos, religiosos y culturales que se revierten sobre la naturaleza haciendo difícil su libre curso y desarrollo. La fe, la esperanza y el amor en la vida abrirán las puertas de la vida para que busque siempre su más claro objetivo y meta: la plenitud. Dentro de esta dinámica de vida se hace necesaria una verdadera educación, acompañada por una pedagogía del amor, que enseñe a los hombres a vivir, a habitar, a estar con los otros, antes que a aprender una profesión, arte u oficio. El principal oficio u arte a aprender será el de vivir y convivir con lo positivo y con lo negativo, con lo real y concreto, con lo limitado16

    La vida como celebración. Si anteriormente la vida se considera como un don, un regalo, una gracia que nadie ha conquistado por sus propias virtudes, dones y capacidades, con mayor razón el hombre, con capacidad para admirar, tendrá la consigna de ser agradecido con la vida y de celebrar en el continuo devenir de su existencia, el misterio insondable de tan magnífica obra. Claro está que no es fácil, en medio de tantas contradicciones, adquirir esa capacidad espiritual e inteligente de celebrar la vida a diario. Gran parte de los seres humanos solo vive momentos de celebración en donde, en ocasiones, no es la vida lo que se celebra, sino ritos que van en contra de la vida. Se celebra en medio del licor, los alucinógenos, el fanatismo trágico, la violencia o la victoria de una guerra que ha dejado a miles de personas tendidas y heridas en el campo de batalla. En muchas formas de celebrar momentos de la vida el hombre ha sido desmesurado, exagerado, desproporcionado y obsesivo en sus manifestaciones y expresiones más vitales y fundamentales. Pues por el deseo de querer vivir más y mejor a arruinado su propia vida, cayendo en ambigüedades y desconciertos frente a la vida y la historia. Busca apasionadamente la felicidad y cae en la ruina, el vértigo y la desdicha. Significando con esta búsqueda que en verdad no quiere la felicidad sino la pura y llana satisfacción de necesidades a veces secundarias, como el lujo, la pasión carnal, la apropiación de bienes materiales, acompañado de algo de cultura académica, más no espiritual y racional.

    Muchas personas que llenan el globo terrestre y ocupan gran parte de las ciudades grandes y pequeñas se empeñan en ser divertidas, alegres, celebrativas, pero solo para huir de la tristeza, el desengaño, la pena y la aflicción que les persigue a diario; pues sucede que los que más se divierten son los que más rápido se aburren. "Nuestra sociedad vive un déficit de alegría y un superávit de tristeza"17. Los mismos científicos de las ciencias humanas como psicólogos, sociólogos, antropólogos, psiquiatras y médicos tienen opiniones que los unen en sus apreciaciones sobre la forma de vida que lleva el hombre de hoy: el ser humano sufre intensamente, se deprime con facilidad y enferma con prontitud ante la pérdida del sentido de la vida.

    Ante los grandes retos que enfrenta la vida humana, especialmente en lo relacionado con su calidad de vida, la educación en todos sus campos debe ofrecer espacios de humanismo que eleven el entusiasmo, el ánimo y el optimismo por la existencia de cada día. El hombre tiene que dejar momentos de su vida para indagar el sentido de su propia existencia, no en las cosas que escarba y saca de la realidad ad extra, sino ahondar en las entrañas de la misma naturaleza humana para sacar de allí los elementos necesarios e indispensables que hagan de la vida un verdadero motivo para ser agradecido y celebrativo.

    Las instituciones responsables de orientar el destino de los hombres, particularmente las educativas, tendrán que presentar alternativas de cambio en los hábitos de vivir. Cada persona tendrá que ser conocedora de sus propias fuerzas, debilidades, valores, virtudes, vicios, fantasías y realidades que le circundan. Es el momento para colocar en el pizarrón, en el papel o en el vídeo, la realidad escueta del hombre contemporáneo; es decir, su tristeza y alegría, su optimismo y pesimismo, su felicidad e infelicidad, su pena y su gloria, su esperanza y su desesperanza, su fe y su incredulidad, todas estas acciones bajo una sola mirada reflexiva, comprensiva y determinante del rumbo o de las decisiones a tomar frente a la vida.

    Ciencia, tecnología, humanismo, filosofía, ética o moral tendrán la gran misión de ayudar a conquistar la dimensión lúdica, espiritual y trascendente del hombre. Asumirán la responsabilidad de enseñar a vivir con sentido humano, responsable y limpio. El hombre ha conocido demasiado, suficiente de su mundo exterior, tanto arriba como abajo y en lo profundo; ya es hora de volver sobre sí mismo, a su interioridad, a su verdadero mundo y explorarlo para sacar de él las riquezas insondables del espíritu que son las que hacen verdaderamente humano al hombre. Esta actitud de cambio, de conversión y renovación fue la que entendió el pobre de Asís. Habiendo vivido todas las exterioridades humanas en el placer, el poder y el tener, comprendió que no era verdaderamente feliz y que por tales vivencias el mundo de su época amenazaba ruina, dadas todas las codicias, envidias, vivencias, guerras y pestes que se levantaban para sumergir al hombre en la angustia, el dolor, la miseria o la enfermedad. Había que tomar una opción de vida urgente para salvar la vida de sus penas. De esta actitud aparece una nueva forma de ser y existir: viviendo la perfecta alegría en la renuncia a todo obstáculo que impida ser feliz; pues el hombre no puede ser plenamente feliz sino asume su debilidad, sus limitaciones, sus pecados y comienza el camino de ascenso hacia la perfección. Hasta ahora se ha caminado en descenso y en plano; llegó el momento de comenzar a escalar y para esto se necesita ser liviano, estar preparado física, mental y espiritualmente; a la cumbre de mis alegría no se puede llevar equipajes, cargamentos de riquezas o costales de basura, pues todo es un peso innecesario y agobiante. Y lo que más pesa en el ascenso hacia las alturas son los pecados, los cargos de conciencia, la vida maltratada y enferma por todos los abusos cometidos contra ella.

    Exigencias éticas para una nueva cultura de la vida

    Una de las mayores exigencias y retos que tiene el hombre de hoy, con toda su ciencia y tecnología, es la de inventar y poner en práctica un "universo civilizado"18 o lo que la Iglesia del Vaticano II ha denominado la "civilización del amor". Ciertamente no es una tarea fácil, sobre todo cuando la experiencia vivida de millones de seres humanos constata que son muchos los males por erradicar y los daños por reparar, no solo en los recursos naturales, sino de manera especial dentro de la naturaleza humana.

    La cultura de la vida solo será posible mediante la experiencia civilizada, del encuentro fraterno y civilizado con los demás, incluidas todas las criaturas. Esta cultura exige una auténtica renovación de la mente, del cuerpo y del espíritu, basada en el respeto y en el amor al otro y a la naturaleza. Y como la cultura es un entramado de vivencias, experiencias y relaciones humanas que hacen posible la vida, la convivencia fraterna, la unidad de los pueblos y el desarrollo progresivo de estos, se deben tener en cuenta los siguientes aspectos a la hora de promover una verdadera cultura de la vida.

    Una cultura de la proximidad o del pensamiento comunitario que haga posible y vivible el hermanamiento de todos los hombres, trabajando sin desfallecer por una cultura de la paz, de la justicia, de la convivencia civilizada y del mutuo respeto19.

    Una cultura ecológica o cultura cósmica que permita una estrecha relación de mundos: el mío, el del otro y el de las criaturas, incluyendo, desde luego, el GRAN OTRO, que es Dios, insuprimible e inconcebible en una cultura que valora la vida. Cuando el mundo se convierta en la verdadera morada de todas las criaturas, entonces sabremos habitar, que es uno de los más urgentes problemas de nuestro tiempo, y "descubriremos más fácilmente el misterio del prodigioso mundo que nos acoge"20. pues la vida anímica del hombre no se encierra en el interior de su ser, sino que se proyecta hacia fuera y se manifiesta en la convivencia con los otros y con las cosas de nuestro entorno21. En otras palabras, el hombre de todos los tiempos y culturas debe aprender a estar en el mundo y con las cosas, tal como se ha expresado en el capítulo II de este módulo.

    Una cultura del diálogo que rompa con los grandes silencios e indiferencias que han generado divisiones, conflictos y guerras, a través de la historia. Cultura del dialogo significa tener la capacidad para comprender al otro y lo otro, lo diferente, lo variado y aún lo contrario o adverso. Se hace necesario y casi urgente el acercamiento de pueblos, naciones, ideas, saberes científicos, religiones, éticas y morales diversas y diferentes. Cultura del diálogo significa y exige una reconciliación con las diferencias.

    Una Cultura lúdica o de la Religión festiva que rompa el hielo de la seriedad, la dureza del corazón y a apatía frente a lo novedoso del diario vivir y le enseñe a cantar, reír, celebrar gozosamente y comunicarse. El hombre no puede dejarse agobiar por los múltiples problemas u obstáculos que a diario se le presentan como retos para la convivencia armoniosa, pues disfrutar de la vida es también disfrutar buscando soluciones pacíficas y racionales a todo problema que se le presente. José Antonio Merino en su libro Manifiesto Franciscano para un mundo mejor dice: "Nuestro siglo, que no ha sabido corregir los defectos del anterior, sigue padeciendo la enfermedad de la seriedad, la ausencia de la alegría, la falta de imaginación y una permanente insatisfacción. Por haber perdido la jovialidad, que es gracia divina, no sólo la ciencia y la política, sino también gran parte de nuestra cultura se han vuelto incapaces de festejar y de mantener el sentido del buen humor, que es uno de los signos de equilibrio humano y de salud mental"22

    Una Cultura de la economía participativa, solidaria y ecológica que le brinde a todos los seres humanos las mismas condiciones de vida, de oportunidad, de desarrollo y progreso auténtico, no basado en el consumo y el despilfarro de las riquezas naturales, sino un desarrollo integral que forme para ser y no para tener, pues el hombre vale más por lo que es y significa que por todas las cosas que pueda poseer materialmente23. Todos los bienes de la tierra dados por el Creador son de todos y nadie, en justicia tiene el derecho al hambre, la desnudez, la ignorancia y el subdesarrollo.

    Cualesquiera que sea la actividad humana debe contribuir al desarrollo pleno de las personas, evitando la acumulación de bienes y saberes, antes bien, colocando todo cuanto se sabe y se posee al bienestar del otro y evitando, de esta manera, ser partícipe de ese capitalismo salvaje que todo lo quiere conquistar, poseer, consumir y destruir. Pues en la vida económico –social de los pueblos, se debe respetar y promover la dignidad de la persona humana, su entera vocación y el bien de toda la sociedad. Porque el hombre es el autor, el centro y el fin de toda la vida economico-social24.

    Los pueblos, las culturas y todo el entramado de relaciones humanas que hacen posible el desarrollo y progreso de sus gentes deben tratar por todos los medios de ir cerrando la brecha entre ricos y pobres, entre subdesarrollo y desarrollo integral; deben favorecer el progreso técnico, el espíritu de innovación, la creación y ampliación de nuevas empresas, la adaptación de los métodos productivos y el esfuerzo sostenido de cuantos participan en la producción. Todos los miembros de una sociedad tienen la gran responsabilidad de eliminar las grandes desigualdades económico-sociales, mediante un trabajo honesto, libre y digno; pues nadie trabaja para sí mismo, sino para la edificación de un ambiente social equilibrado que aúne todas sus fuerzas para el verdadero progreso de todos y de cada uno25.

    En el nuevo rumbo social, económico, político y cultural la vida del hombre debe abandonar los esquemas, las categorías y actitudes que desprecian la naturaleza, la misma vida del hombre, en función de un desarrollo económico salvaje. Una constante hasta ahora no corregida del todo en las sociedades modernas es que "la sociedad industrial desprecia la naturaleza, todas las cosas que no están hechas por máquinas, y los pueblos que no son fabricantes de máquinas. Hoy día la gente se siente atraída por los objetos mecánicos, por el poder de las máquinas, por lo que no tiene vida, y cada vez más por la destrucción"26. Una muestra patente de esta situación inhumana frente a la vida lo presentan las grandes ciudades, en donde el hombre se ha olvidado de la naturaleza, hasta de su propia vida despreciada por la cantidad de vicios y crímenes, como el tabaquismo, las substancias alucinógenas, el alcoholismo, y todo crimen meditado y premeditado como el aborto, la eutanasia, la manipulación de especies con fines industriales y económicos y los crímenes de lesa humanidad, que a diario campean por las calles de la ciudad. Las macroeconomías de los países industrializados han hecho creer y aceptar a la masa de hambrientos y sedientos de riqueza, prestigio, poder y placer que la economía, el mercado, el consumo, el capital y sus riquezas lo es todo en la vida, como lo reza aquella canción colombiana "oropel" "amigo cuanto tienes cuanto vales". Desde esta perspectiva de vida, "la economía como esencia de la vida es una enfermedad mortal"27 que todo lo corroe, hasta las fronteras donde se divide el cuerpo y el espíritu. Estas actitudes despreciativas de la vida económica de muchos pueblos tendrán que ser afrontadas y enfrentadas con fe, esperanza y caridad28, para poder llegar a una sociedad que todo lo comparte y lo dispone para el bien común, como ya lo anunciaba y exigía la primitiva comunidad cristiana del siglo I de nuestra era: "Todos los creyentes vivían unidos y compartían todo cuanto tenían. Vendían sus bienes y propiedades y se repartían de acuerdo a lo que cada uno de ellos necesitaba"29 (Hechos 2,44). De esta forma y en justicia debería funcionar el mundo de la economía. Y todos cuantos hoy se preparan para ejercer cargos o responsabilidades sociales, políticas y económicas, deberían hacerlo desde la óptica del servicio, de la entrega generosa de sus talentos al bien de los demás. Pero semejante empresa sólo será posible mediante una conversión del corazón. Pues "la supervivencia física de la especie humana depende de un cambio radical del corazón humano. Sin embargo, esto sólo será posible hasta el grado en que ocurran grandes cambios sociales y económicos que le den al corazón humano la oportunidad de cambiar y el valor y la visión para lograrlo"30.

    Una cultura de la política, de la paz y de la justicia social, como espacio donde todos los miembros de una sociedad determinada se esfuerzan por alcanzar el bien común, que abarque "el conjunto de aquellas condiciones de vida social con las cuales los hombres, las familias y las asociaciones puedan lograr con mayor plenitud y facilidad su propia perfección"31. También es necesaria una verdadera formación humana que incluya los valores patrios, religiosos, culturales y sociales, así como de las exigencias o deberes que cada ciudadano del mundo debe cumplir. Habrá que leer, meditar y apropiarse de las normas que rigen los pueblos o naciones, particularmente la propia, como es el caso de la carta política o "Constitución Política, de manera que cada miembro de la sociedad se sienta responsable de su nación, de su comunidad, de su familia y de su entorno vital, como lo recomienda la Iglesia Católica cuando dice: "Hay que prestar gran atención a la educación cívica y política, que hoy día es particularmente necesaria para el pueblo, y sobre todo para la juventud, a fin de que todos los ciudadanos puedan cumplir su misión en la vida de la comunidad política"32.

    En cuanto a la formación de una cultura de la paz y para la paz, la misma Iglesia Católica, gestora de los más grandes proyectos para la construcción de una paz firme y duradera, tal como lo ha hecho a lo largo de la historia, pero especialmente en los dos últimos siglos XX y XXI, como la política de paz para la segunda guerra mundial, la caída del muro de Berlín junto con el comunismo soviético, la intervención en los conflictos del Medio Oriente y las gestiones que a nivel nacional se llevan a cabo, como es el caso de Colombia y algunos países centroamericanos, en mesas de diálogo para evitar una conflicto duradero y catastrófico para la estabilidad económica, política y social de estos países. Nadie mejor que esta Madre y Maestra de las culturas para indicar caminos que conduzcan a la paz, como lo muestra el Concilio Vaticano II cuando dice:

    La paz no es la mera ausencia de la guerra, ni se reduce al mero equilibrio de las fuerzas adversarias, ni surge de una hegemonía despótica, sino que con toda exactitud y propiedad se llama "obra de la justicia"(Is 32,7) Esta paz no se puede lograr si no se asegura el bien de las personas y la comunicación espontánea entre los hombres de sus riquezas de orden intelectual y espiritual. Es absolutamente necesario el firme propósito de respetar a los demás hombres y pueblos, así como su dignidad, y el apasionado ejercicio de la fraternidad en orden a construir la paz. Así, la paz es también fruto del amor, el cual sobrepasa todo lo que la justicia puede realizar33.

    La entera sociedad civil tendrá que conocer los graves problemas que trae consigo las grandes desigualdades sociales que han generado hambre, miseria y pobreza, a parte de las duras catástrofes, fruto de la malformación de la conciencia con respecto al manejo de la sexualidad y de los recursos naturales. Además, será necesario conocer los grandes riesgos que se corre al apoyar, promover e imponer la carrera de armamentos, tan nefasta para los pueblos subdesarrollados, pues aumentan la pobreza, la ignorancia y la violencia ciudadana. Pero no lejos puede quedarse el flagelo del narcotráfico, el aborto, el hampa organizada y los grupos armados al margen de la ley. Pues una cultura de la paz y para la paz tendrá que combatir en su raíz todos los males y peligros que acechan al género humano con miras a su destrucción o autodestrucción. Esta será una ardua tarea para todo el sistema educativo de las naciones, pues es por la escuela por donde comienzan las soluciones a los conflictos, sin quitarle o menoscabar el gran compromiso que debe asumir la familia frente a los desafíos del presente y del futuro.

    Una cultura de la responsabilidad frente al universo que nos rodea, sostiene y acompaña al hombre en la diaria experiencia de vivir. Desde esta perspectiva la ética ecológica es todo un compromiso vital, pues compromete la vida entera en las duras tareas del equilibrio natural, de la armonía cósmica y de la confraternización con toda la naturaleza. A este respecto se puede concluir con las siguientes sugerencias éticas34:

    Para comprender como funciona el medio humano, deberíamos comprender como funciona el medio natural.

    La mejor forma que tienen los seres humanos de vivir es hacerlo en armonía con las leyes naturales que modelan los procesos sociales y políticos.

    En tiempos recientes han sido los ambientalistas quienes más insistentemente han recurrido a la ética.

    Partes: 1, 2, 3
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